lunes, 17 de octubre de 2011

GATOS, GATOS Y GATOS...

Gatos, gatos y gatos y más gatos

me cercaron la alcoba en que dormía.
Pero gato que entraba no salía,
muerto en las trampas de mis diez zapatos.

Cometí al fin tantos asesinatos,
que en toda Roma ningún gato había,
mas la rata implantó su monarquía,
sometiendo al ratón a sus mandatos.

Y así hallé tal castigo, que no duermo,
helado, inmóvil, solo, mudo, enfermo,
viendo agujerearse los rincones.
Condenado a morir viviendo a gatas,
en la noche comido por las ratas
y en el amanecer por los ratones.

Condenado a morir viviendo a gatas,
en la noche comido por las ratas
y en el amanecer por los ratones.

Condenado a morir viviendo a gatas,
en la noche comido por las ratas
y en el amanecer por los ratones.

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